Todos los santos
Sandro Bossio Suárez
Escucho a menudo referirse
al cumpleaños con el sustantivo “onomástico”. “Saludamos a Lusito Martínez
Rojas por su onomástico”, dicen los distraídos locutores de los programas
radiales tratando, en realidad, de decir: “Saludamos a Luisito Martínez Rojas
por su cumpleaños”. Otros, también desorientados, dicen: “Saludamos a Luisito
Martínez Rojas por su santo”, refiriéndose también al cumpleaños.
Y es que “onomástico” y
“cumpleaños” tienen significados diferentes. “Cumpleaños” es el
aniversario del nacimiento de una persona. En cambio, “onomástico” es el día en
que alguien celebra su santo, es decir el día en que se festeja su nombre.
Veamos: Luisito (diminutivo de Luis) Martínez Rojas nació el 10 de enero y ese
día se celebraba el aniversario (o sea el santo) de San Luis en el santoral
católico. Entonces, nuestro amigo Luisito celebra su cumpleaños el 10 de enero
y su onomástico el mismo día. Pero si al año siguiente la fecha del aniversario
de San Luis varía al 25 de mayo (porque es una fiesta móvil), entonces Luisito
seguirá celebrando su cumpleaños el 10 de enero, pero su “onomástico” o “santo”
saltará al 25 de mayo. Y así año tras año.
Hay afortunados —como los
llamados Juan, Rosa, Pedro, Pablo— que celebran cumpleaños y onomástico el
mismo día todos los años. Pero también ruedan por el mundo desafortunados que
los celebran en diferentes fechas. O incluso algunos que tenemos cumpleaños,
pero no “onomástico”. Dicen que Sandro es la variante griega de Alejandro y en
el santoral apenas encontramos nombres cercanos: Santino, Santo, Sántulo,
Sancho, Sarbelio, pero nunca Sandro. Ahora bien, si de todas maneras decido
celebrar mi “onomástico”, pues debo elegir entre el 30 de enero, el 09 de
febrero, el 10 de marzo, el 31 de mayo, el 26 de agosto y otras 20 fechas,
porque San Alejandro es uno de los santos más fiesteros en el santoral y ha
instituido como 25 fechas de celebración.
Para evitar tanta confusión,
la Iglesia Católica, que siempre tiene soluciones para todo, decidió instaurar el
día de Todos los Santos, para que la gente celebre su “onomástico” o “santo” en
un mismo día, es decir el 01 de noviembre de todos los años.
Otro precepto eclesiástico
es que solo se celebra el santo tomando en cuenta el primer nombre: si llevamos
dos, tres y hasta cuatro nombres, ninguno de estos sirve; tan solo el primero.
Me contaba mi abuela que,
antaño, había que escoger el nombre de la persona según el día en que nacía. Si
los padres no lo hacían, al momento del bautismo el sacerdote se daba cuenta, y
en ese instante él mismo le imponía el nombre católico como primer
identificativo, y dejaba el otro (o los otros) como secundarios. Así los
pobrecitos muchachos terminaban llamándose Amargildo, Austromonio, Sandalio,
Restituto, Teopisto, Bonobio, Aeropagita. Las chicas tampoco se libraban:
Castorina, Encorvalda, Amalsinda, Paspasia, Andrónica, Angustias.
En fin, cosas de la iglesia,
que, a propósito, dice que la ciencia que trata de la catalogación y estudio de
los nombres propios, así como el conjunto de los nombres de los santos,
místicos y mártires, es la Onomástica.
“El onomástico, es igual que
‘el día de mi santo’, designación para aquellos que prefieren celebrar el día
en que su nombre aparece en el calendario y que anteriormente perteneció a
algún ‘santo’ que en vida llevó ese nombre, según costumbres de la religión
católica y que puede ser impuesto independientemente del día de nacimiento”,
dice un foro apostólico.
También señala que la
solemnidad del cumpleaños consiste en festejar la fecha del nacimiento (o de
muerte, cuyo caso se denomina “cumpleaños luctuoso”).
Los académicos de la lengua
dicen, además, que “onomástico” es lo perteneciente o relativo a los nombres (y
especialmente a los nombres propios) y también el conjunto de
nombres propios de un lugar o de un país.
Sinónimo de cumpleaños no es
onomástico. Usemos, en todo caso, natalicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.