domingo, 4 de noviembre de 2012

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO


Cielo oscuro: la cárcel de los celos

Jorge Jaime Valdez



Joel Calero (Huancayo, 1968) tardó ocho años en ver su película proyectada en la pantalla grande. Hizo un par de cortos, uno con Mónica Sánchez (“El verano próximo”) y dos documentales con cierto reconocimiento, sobre todo “Palpa y guapido” (2003). La larga espera no decepciona, porque nos presenta una obra por encima del nivel promedio del cine peruano.
La historia que desarrolla “Cielo oscuro” (2009) es sencilla de resumir: un comerciante cuarentón de Gamarra, separado y con un hijo pequeño, se enamora de una chica mucho más joven, estudiante de teatro, Natalia (Sofía Humala) que acusa una ausencia paterna que la atormenta. La relación se verá enturbiada por los celos excesivos de Toño, interpretado por Lucho Cáceres.
Llama la atención que se aborda, por primera vez y con solvencia, un universo tan rico y complejo como el emporio comercial Gamarra y su dinámica endiablada. Esta cinta también retrata con seguridad a una clase media baja, emprendedora, pujante; y en medio de esto nos presenta una historia de pasión.
Un amor desigual, no solo por las edades de sus protagonistas, sino por las barreras psicológicas que irán, de a poco, carcomiendo lo que podría ser una relación sana y normal. Los celos enfermizos del Toño se irán manifestando desde las primeras imágenes y serán como una enfermedad silenciosa que lo va infectando todo; este es el lado psicológico y oscuro de la historia.
Por otro lado, la presencia de artistas populares de la televisión peruana, como Mariella Zanetti o Lucho Cáceres, recrean un Perú “criollo” donde la “pendejada” y la viveza son una forma de vida y, lamentablemente, una característica de los peruanos. Muchas de estas peculiaridades están bien retratadas y logran momentos divertidos, relajados, que disimulan el infierno interior de Toño que irá destruyendo cuanto toca.
Las dos secuencias iniciales son emblemáticas para entender la naturaleza enferma del personaje principal, su celopatía no se manifiesta pero ya se avizora: su conversación con la prostituta y luego con su ex esposa dan cuenta de su enfermedad. Les pregunta con mucho morbo por sus ex parejas o con quiénes salen y se deleita cuando la primera abunda en detalles. Los celos han sido un tema recurrente a través de la historia, existen prototipos como el Otelo de Shakespeare hasta películas notables como “El infierno” (1994) de Claude Chabrol, que es fuente y referente directo de la cinta que nos convoca.
En “Cielo oscuro” hay un correcto tratamiento en la dirección de actores, en el guión, fotografía, puesta en escena y banda sonora. Quizá la única observación que le podríamos hacer es que falla, por momentos, en la narración, que se nota fragmentada por los cortes continuos de las secuencias que no tienen un hilo conector que les dé fluidez a pesar de su corta duración. Esta es una observación mínima para un trabajo que se ve con agrado.
Hay que destacar que un filme peruano de este corte haya sido estrenado en nuestra ciudad, y causa tristeza ver que nadie es profeta en su tierra. Hacemos notar esto debido a la poca afluencia de público. Estuvo solamente una semana y fue retirado de la cartelera a pesar de que se trata de un huancaíno, que está haciendo cine de verdad a pesar de las enormes dificultades que esto conlleva.

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