domingo, 30 de diciembre de 2012

Discos 2012


Roberto Loayza Cárdenas



Balance del 2012 en música: Oídos sangrantes de Wachiturros, de coreanos aparatosos, de un baile equino, de casi todo lo que suena en las radios y hasta en los canales de música por cable, pero ¿quién dijo que todo está perdido?
Leonard Cohen, viejo zorro, vuelve esta vez iluminado con su relajado y repleto de buen humor “Old Ideas”, el primer gran disco de este año que, felizmente, se termina.
A pesar de ser apenas su segundo álbum y de estar inmersos en el “indie” Fun, sorprende con su segundo disco: “Some Nights”, tal vez la mejor banda de este género tan manoseado. Del que se esperaba más es de “The Boss”. Bruce Springsteen presentó en marzo su “Wrecking Ball”, el de New Jersey anda muy político desde el 09/11 y este disco, si bien no desentona, se hace pesado por momentos.
A manera de hallazgo, aparece Grimes, denostando toda la parafernalia de Lady Gaga y surgiendo como una verdadera princesa alienígena del pop con el fascinante “Visions”.
Jugando entre el desamor y el abandono, pero con una hermosa calidez Jack White, ex White Stripes, nos brinda su enorme debut solista “Blunderbuss”, contradictoriamente deliciosa. Otra que anduvo con el corazón desangrando fue Norah Jones, tensa y conmovedora, pero con elegancia en “Little Broken Hearts”, dolor que seduce.
El enorme Rufus Wainwright adorna todos los recuentos anuales con discos maravillosos, esta vez “Out Of The Game”, producido por Mark Ronson, nos lo muestra más disipado y hasta bailable. Garbage, siempre de la mano de Shirley Manson, prueba madurez, y eso puede quitarle seguidores a “Not Your Kind Of People”, nostalgias del pasado.
Desde Islandia, Sigur Rós y mucho del mejor rock experimental que se hace en el globo con “Valtari”, un elevador hacia mundos intensos, mágicos, aterradores y bellos.
Tal vez, solo tal vez, el disco del año sea el de Fiona Apple, acostumbrada a extensos e irrecordables nombres de álbumes, éste empieza con “The Idler Wheel Is Wiser Than The Driver of the…” Tardó siete años la bella cantautora para emprender un viaje lleno de amor, paranoia, dulzura y diversión.
Desperezados de la pompa de su disco anterior, Smashing Pumpkins vuelve a sus mejores dominios con “Oceania”, bellamente producida y cerca a ser la obra cumbre de la banda.
Rompiendo el equilibrio entre placer y dolor, Antony And The Johnsons, y la mejor producción en vivo del año: “Cut The World”.  Una orquesta de cámara le brinda el entorno necesario al psicodrama del genio oscuro y bello que es Antony Hegarty. Otro concierto que no tiene pierde es el de Blur y su ansiado retorno, a propósito de su presentación en los Juegos Olímpicos de Londres. “Parklive” se llama el disco doble.
Swans, poco conocidos pero con una gran historia, nos demuestran otra obra imprescindible: “The Seers”, a descargarla de inmediato. Mark Knopfler, ex Dire Straits, para los despistados, y su obra más ambiciosa, la doble “Privateering”, todo el arsenal de este monstruo de la música de manifiesto.
El plato más esperado del año llegó en setiembre, Bob Dylan, 50 años después, demuestra que está en pleno uso de sus poderes, aunque con algunas caídas. “Tempest” es un disco de primera.
Pet Shop Boys con “Elysium” nos hacen temblar a los fans con los rumores del fin del dúo, el disco tiene canciones monumentales, pero también resbalones serios. Neil Young se rectifica de su tremendo error llamado “Americana”, lanzado también este año con el ruidoso y genial “Psychedelic Pill”.
Por último y para los nostálgicos, llegó el inolvidable concierto de reunión de Led Zeppelin de 2007, en filme y audio bajo el nombre de “Celebration Day”, y con el hijo de John Bonham, Jason en las baquetas. Poco más que decir, por falta de espacio y más discos buenos.

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