“Fatuidad Humana”
Ricardo Palma
Dicen las crónicas que Patrocinio, tal se
llamaba la bagaza, era caliente y alborotada de rabadilla, lo que la producía
gran titilación y reconcomio en el clítoris.
Con ella, los cortesanos no tenían más que invitarla
a beber una copa de onfacomelí (licor africano), y… a cabalgar se ha dicho…
Sospecho que Patrocinio era tan puta como
cualquier chuchumeca de Atenas; cuando a un hombre le venía en gana echar un
polvo con una de esas pécoras, no tenía para qué gastar palabras; bastábale con
cerrar el puño, levantando el dedo índice.
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