domingo, 17 de junio de 2012

Un método peligroso

Álvaro Sánchez Schwartz David Cronenberg ha dicho en relación a su película: «Un método peligroso, se trata de un “ménage a trois”». Básicamente es cierto, si lo entendemos como una relación no sexual o de cercanía entre tres personas. Así, el filme nos muestra una parte de la historia del psicoanálisis centrada principalmente en la figura de Carl Jung, discípulo predilecto de Sigmund Freud, y su relación con una paciente y posterior médico y psicoanalista Sabina Spielrein. Los tres, desde diferentes ópticas y circunstancias desarrollarían, o tienen ya desarrollado como en el caso de Freud, un conocimiento de la enfermedad que aqueja a Sabina. El tema principal es la construcción de un “Yo” y la búsqueda certera de esa definición; Freud, en esa época todavía conceptualizaba el “Yo” como la dinámica entre inconsciente, censura y pre consciente. Jung, Freud y Spielrein diferirían sobre este punto. La repercusión que esta relación tuvo en la teoría e historia psicoanalítica fue sutil y palpable. En la producción, Cronenberg nos ubica en la época en la cual Jung, médico psiquiatra, se interesa por las teorías psicoanalíticas de Freud y con dichos postulados —método— trata a una paciente histérica: Spielrein. Con el paso de los meses la relación pasa de médico-paciente a una relación de médico-amante gracias a un personaje que Jung analizó también en la realidad: Otto Gross, quien fue un partidario de la liberación sexual, de ideas nihilistas, gran admirador de Nietzsche, que en la película es utilizado como el “Ello” de Jung, la parte pulsional sexual del psiquiatra que termina ganando la batalla a la realidad instaurando en él un estado anárquico y sensual. Paradójicamente, la paciente histérica, Sabina, la mujer casi en estado de escisión, logra su unidad completa gracias al método psicoanalítico, pero también a través de su rol de amante. La cinta nos muestra esta unidad o este “Yo” en formación de Sabina, en las escenas donde ambos amantes son vistos progresivamente a través del espejo. Y aquí el director le hace un guiño a otro gran teórico del psicoanálisis como lo fue Jacques Lacan, quien nos dice en su teoría conocida como “El estadio del espejo”, que todo Yo es una construcción de tres, la madre (o un tercero), el espejo y la persona en construcción, es decir, se construye con la ayuda de otro —Jung en este caso— por tanto “todo Yo es un otro”, mientras que Jung, alejado cada vez más de Freud y cuestionando sus métodos pasa a un estado de angustia con la partida de la amante. “Un método peligroso” es rica en contenido, como aquella en donde se comenta acerca de un ensayo polémico de Freud acerca del origen egipcio del Judaísmo y por consiguiente del Cristianismo, nos da una visión cercana de dos de los referentes más importantes de la primera etapa del psicoanálisis: Freud y Jung. Su cercanía y desavenencias, así como de las profundidades del inconsciente sus pulsiones sexuales y destructivas, junto a las racionalizaciones, represiones, proyecciones y todos los mecanismos de defensa que configuran las realidades de cada uno de sus protagonistas. Sin embargo, Cronenberg no se detiene sólo en ellos, pues en uno de los tramos finales nos muestra a un Jung, es cierto, en su inevitable camino hacia lo místico y religioso, pero también nos muestra al Ser Sartreano, “atrapado” en la nada, ya que su conciencia está proyectada hacia el mundo en un devenir profético y trágico como el mismo lo intuye y sería, ciertamente, la primera guerra mundial; cuando ya iría quedando para la historia y el mito psicoanalítico, el encuentro, la amistad y conflictos originados entre el maestro Freud y el discípulo amado primero, y repudiado después, Carl Jung.

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