lunes, 2 de julio de 2012

MICROCUENTO:


Matriochka

Álvaro Lasso



He visto a Emilie Flöge comprar una muñeca rusa. Seguro la utilizará para cruzar la frontera. Y es que uno debe fingir ser madre para abandonar a la madre. Ese es el requisito para atravesar esta mitad del mundo y entrar a la otra, más solitariamente. Emilie Flöge sonríe cuando me ve vestido de guardia fronterizo y le pregunto cuándo vuelve. “Estoy esperando”, me dice.

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