domingo, 8 de julio de 2012

PERFUME DE MUJER


Doña flor y sus dos maridos

Jorge Amado



Los susurrantes argumentos de Vadinho tratando de convencerla de que solo había una solución práctica, viable, posible, y al mismo tiempo deliciosa, tierna, dulce prueba de amor y confianza. Convencida, se precipitó a hacerle caso: abrió las piernas y dejó que él la poseyera, como le suplicaba hacía tanto (…) Flor estaba loquita por dar, por dar y darse, entregarse por entera, un fuego le devoraba las entrañas y el pudor con alocada llamarada.

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