Roberto
Loayza
Como en casi
todos los países de Latinoamérica, el rock tronó en las mentes de los jóvenes
peruanos luego de la irrupción del gordito Bill Haley y sus cometas con “Rock
Around The Clock”. La rebelión que significó este acontecimiento en el lejano
1955 hizo nacer al “Rock Peruano”, y a pesar de que siempre hemos estado muy
lejos de lo que salió de Argentina o México, hay varios nombres que deben ser
recordados como parte de una cultura casi escondida, casi subterránea por obra
y gracia de los “mass media”, que prefieren traer lo peor del extranjero para
secarnos el cerebro, en lugar de buscar dentro del talento local.
Fueron los Millonarios
del Jazz los que empezaron todo en 1957 con “Rock With Us”, que tiraba más para
el lado de Haley que de Elvis. Impensable hasta hace poco escuchar esta obra
germinal, ahora basta con abrir YouTube. Uno de los primeros LP nacionales sale
a inicios de los 60 y tiene como gestores a Los Incas Modernos. Provenientes
del Callao y con unos ritmos “beat” muy contagiosos, lo que encontramos dentro
de esa tapa con un Volkswagen blanco, nos rememora a los viejos Ventures.
Sin embargo, el
primer grupo que trascendió el tiempo fue Los Saicos, este cuarteto considerado
uno de los gestores del punk a nivel mundial. Grabaron en 1965 el clásico
“Demolición”, tema clave que aún hoy es interpretado en las herrumbrosas calles
del centro de Lima, en esos recovecos que tanto nos gustan de Quilcas y
alrededores.
A medio paso,
entre el surf de los Beach Boys y el pimentero psicodélico de los Beatles,
están Los Shains con el eterno Gerardo Manuel al frente, con quien llegaron a
grabar cuatro álbumes para la discográfica Iempsa.
Complicado
incluir al boom de la Nueva Ola dentro de una pequeña antología rockera, pero
para evitar resentimientos podemos mencionar a Los Doltons, con su líder, el chino
Ichikawa, y su versión de un tema norteamericano, el conocidísimo “El último beso”.
También los instrumentales Belkings, entre muchos otros.
A pesar del
adorable entusiasmo inicial, el retrogradismo de Velasco y sus secuaces
prácticamente desaparecieron el rock peruano. Algunos sobrevivientes, sin
embargo, lograron mantener vivo el género. Por ejemplo Pax, quienes ingresaron
el Heavy Metal con su estridente “Exterminio”, o los gritos de la pobre Regan
McNeil en la divertida “Exorcismo”.
Una excelente
banda sale en ese entonces (fines de los 60, inicios de los 70) We All Together,
que nos puso en discos compilatorios extranjeros de la época. Además, el
vocalista Carlos Guerrero será recordado porque tenía un registro muy cercano
al de Lennon.
En los 70 sale
otro grupo imprescindible, Traffic Sound, con la voz de Manuel Sanguinetti y otros
cinco pastrulos, entre ellos el vientista Jean Pierre Magnet, quienes nos pusieron
al nivel de las grandes bandas de esta parte del mundo, incluso llegaron a
girar en otros países, al ritmo irresistible de esa bebida con el gusano al
fondo de la botella.
Los 80 tuvo un
renacimiento notable en cuanto a popularidad para el rock peruano, con bandas
como Frágil y su “Av. Larco”: uno de los mejores temas que haya salido de este
país. Pero fueron Pocho, Cucho y Chachi, RIO (Royal International Orchestra) los que provocaron el boom radial
del rock nacional, y dieron pie al surgimiento de bandas y solistas de rock
ligero muy conocidas como Feiser, Dudó, JAS, el genial y camaleónico Miki
Gonzáles, y hasta los inefables Julio Andrade y Beto Danelli, llegando al
clímax con los “pituquitos” pero súper populares Arena Hash: cuatro muchachos
de San Isidro que rompieron las radios con tan solo dos discos y canciones como
“Cuando la cama me da vueltas”, “Me resfrié en Brasil” y el terrible “El rey
del ah, ah, ah”.
Las radios
estaban inundadas de rock nuestro: Panamericana, 1160, América, Radio 1, era la
gloria para los de espíritu rockero. Pero todo eso murió con la llegada de Koko
Giles, ese oscuro personaje que convirtió a la radio en lo que es ahora.
Por el lado
menos comercial, pero con mayor contenido, están los legendarios Leuzemia, con
ese aguilucho profeta subterráneo Daniel Valdivia, el “F”, y bandas seguidoras
como Futuro Incierto, Manganzoides, G-3, entre muchos otros, además de los
movimientos universitarios en épocas tan confusas y sangrientas, que llamaban a
la anarquía ante la represión, ante el miedo, ante la alienación, ante la
muerte. En ese grupo también encontramos a otro grande Rafo Ráez.
Los 90 nos
traerían bandas de gran calidad y éxito como Nosequién y los Nosecuantos —cuando
Romero solía ser divertido—, Mar de
Copas, Dolores Delirio, Madre Matilda, Huelga de Hambre, y especialmente Libido
y La Liga del Sueño, con temas más elaborados, y algunos rondando con la
genialidad, pero también el boom solista del insoportable Pedro Suárez-Vértiz.
En los últimos
años el mayor logro del rock peruano es en entrar a MTV, por ahí nos
encontramos con Zen, TK e incluso Ádammo. Los tiempos cambian, no siempre para
mejor, pero las piedras siguen girando, también en nuestro país.
BONUS TRACK: Algunas bandas de provincias que
destacan: Trémolo de Tacna, Uchpa de Andahuaylas, Por Dinero de Arequipa,
Maresantos de Chiclayo y, por supuesto, nuestros muchachos que entre tocadas en
discotecas, “Festi Rocks” y similares, tratan de hacerse un lugar dentro del
venido a menos, pero aún vivo, Rock Peruano.
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