domingo, 14 de octubre de 2012

Mi primer “ebook”


Leonardo Mendoza Mesías



Una de las cosas más hermosas que recuerdo de mi niñez es mi primer libro. Un texto que como todo primarioso me empeñe en forrar, leer y guardar. Ya han pasado varios lustros y aún recuerdo, con la nitidez de aquel día, el color de las letras y dibujos que las acompañaban. Me siento un afortunado por la forma como leía mis libros, los visualizaba y sentía. Sin embargo, hoy al ver a tanto niño y joven ensimismado en sus “tablets”, Ipots, laptops y computadoras, me pregunto si tendrán o, mejor aún, disfrutarán de dicha experiencia: ¿la de tener un libro entre sus manos, cual fiel amigo siempre esperando enseñar sus conocimientos? Considero que no.
¿Por qué? Creo que la juventud de hoy, sobro todo la citadina, ya no es asidua visitante de anaqueles, estantes y librerías, ahora más bien los “bajan de internet”.
A partir de esta reflexión me pregunto: ¿los “ebooks” reemplazaran a los libros? Considero que no, aun cuando tienen muchas cosas en común. Una que los diferencia es que los textos de hoy ya no cuentan con hojas ni tinta. Estos libros virtuales no sufren el paso del tiempo, pues no se degradan ni amarillentan y, además, favorecen la supervivencia de muchos árboles.
Los libros de mi época eran impresos, los de ahora son virtuales y se pueden leer tanto como sus predecesores, donde quiera y cuando sea, salvo por un pequeño detalle: para leer los “ebooks” se debe contar con un procesador y su respectivo software. Por este detalle, y otros más, es que considero que un libro digital nunca podrá reemplazar al impreso, sin embargo, estas nuevas opciones son otras maneras de acceso al conocimiento y a la tecnología.
Hoy, comprar un libro digital o impreso es una opción que muchas veces está determinada por las necesidades del lector, pues en realidad, los contenidos se mantienen cambiando sólo el formato. Por eso mismo, estimado lector en algún momento de su vida no se sorprenda cuando por ahí encuentre la versión electrónica de “Mi Coquito” o “Mi pequeño Bruño” colgado en algún portal web.
Quizá para los nativos digitales y las generaciones de hoy, les será común, pero para otros que ya estamos sobre la base treinta o más será toda una sorpresa. Otra de las cosas que también nos dejará con cierta inquietud es que otrora se podía subrayar, oler, anotar en nuestros libros, mientras que en los de “ebooks”, no. Esto me indica que estas generaciones tienen o tendrán costumbres de trabajo cotidianas, diferentes a las que tuvimos, en su trabajo, estudios y diversión.
Así que estimado lector, solamente me queda invitarlo a actualizarse en estos nuevos avatares de la cotidianidad, sobre todo porque es una magnífica oportunidad de departir gratos momentos con las nuevas generaciones.

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