Leonardo Mendoza Mesías
Una
de las cosas más hermosas que recuerdo de mi niñez es mi primer libro. Un texto
que como todo primarioso me empeñe en forrar, leer y guardar. Ya han pasado
varios lustros y aún recuerdo, con la nitidez de aquel día, el color de las
letras y dibujos que las acompañaban. Me siento un afortunado por la forma como
leía mis libros, los visualizaba y sentía. Sin embargo, hoy al ver a tanto niño
y joven ensimismado en sus “tablets”, Ipots, laptops y computadoras, me
pregunto si tendrán o, mejor aún, disfrutarán de dicha experiencia: ¿la de
tener un libro entre sus manos, cual fiel amigo siempre esperando enseñar sus
conocimientos? Considero que no.
¿Por
qué? Creo que la juventud de hoy, sobro todo la citadina, ya no es asidua
visitante de anaqueles, estantes y librerías, ahora más bien los “bajan de
internet”.
A
partir de esta reflexión me pregunto: ¿los “ebooks” reemplazaran a los libros?
Considero que no, aun cuando tienen muchas cosas en común. Una que los
diferencia es que los textos de hoy ya no cuentan con hojas ni tinta. Estos libros
virtuales no sufren el paso del tiempo, pues no se degradan ni amarillentan y,
además, favorecen la supervivencia de muchos árboles.
Los
libros de mi época eran impresos, los de ahora son virtuales y se pueden leer
tanto como sus predecesores, donde quiera y cuando sea, salvo por un pequeño
detalle: para leer los “ebooks” se debe contar con un procesador y su respectivo
software. Por este detalle, y otros más, es que considero que un libro digital
nunca podrá reemplazar al impreso, sin embargo, estas nuevas opciones son otras
maneras de acceso al conocimiento y a la tecnología.
Hoy,
comprar un libro digital o impreso es una opción que muchas veces está
determinada por las necesidades del lector, pues en realidad, los contenidos se
mantienen cambiando sólo el formato. Por eso mismo, estimado lector en algún
momento de su vida no se sorprenda cuando por ahí encuentre la versión
electrónica de “Mi Coquito” o “Mi pequeño Bruño” colgado en algún portal web.
Quizá
para los nativos digitales y las generaciones de hoy, les será común, pero para
otros que ya estamos sobre la base treinta o más será toda una sorpresa. Otra
de las cosas que también nos dejará con cierta inquietud es que otrora se podía
subrayar, oler, anotar en nuestros libros, mientras que en los de “ebooks”, no.
Esto me indica que estas generaciones tienen o tendrán costumbres de trabajo
cotidianas, diferentes a las que tuvimos, en su trabajo, estudios y diversión.
Así que estimado lector, solamente me queda invitarlo a
actualizarse en estos nuevos avatares de la cotidianidad, sobre todo porque es
una magnífica oportunidad de departir gratos momentos con las nuevas
generaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.