domingo, 14 de octubre de 2012

PERFUME DE MUJER


Un mundo feliz

Aldous Huxley



Emergieron de su sótano oscuro y escarlata, Lenina Crowne subió diecisiete pisos, torció a la derecha al salir del ascensor, avanzó por un largo pasillo y, abriendo la puerta del Vestuario Femenino, se zambulló en un caos ensordecedor de brazos, senos y ropa interior. Torrentes de agua caliente caían en un centenar de bañeras o salían borboteando de ellas por los desagües. Zumbando y silbando, ochenta máquinas para masaje —que funcionaban a base de vacío y vibración— amasaban simultáneamente (…) la carne firme y tostada por el sol de ochenta soberbios ejemplares femeninos que hablaban todos a voz en grito. Una máquina de Música Sintética susurraba un solo de súper corneta.

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