Una
de las fechas más queridas y odiadas de las tantas celebraciones mundiales, el
Día de San Valentín, está a la vuelta de la esquina. Cientos de jóvenes y
maduros enamorados inician la búsqueda desesperada de regalos y artículos propicios
para esta fiesta.
Se
calcula que, después de Navidad y el Día de la Madre, San Valentín es la jornada
donde más se gasta, sobre todo, en restaurantes, joyas y hoteles. Asimismo, es
cuando más matrimonios se realizan a nivel mundial, y más demostraciones de afecto
se hacen públicas, incluso hasta el ridículo, como para empalagarnos a todos.
Sin embargo, es también, luego de las festividades
de fin de año, cuando más suicidios o intentos de los mismos se registran,
además de uno u otro crimen pasional. Y es que el ser humano está hecho para
amar, pero con la misma intensidad puede llegar a decepcionarse u odiar. Bien
lo decía Neruda: «Es tan corto el amor y tan largo el olvido».
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