Cómeme
Linda Jaivin
Se subió la falda un poco más, hasta dejar el liguero al
descubierto, se metió dos dedos en su propio fruto, lleno de jugos frescos y
punzantes, y empezó a frotárselo al tiempo que movía las caderas, cada vez más
rápido. Se sacó los dedos, muy despacio, se los introdujo en la boca y se los
chupó con fruición. Un hilo de papilla de fresa le resbaló por la barbilla.
Hurgó en su bolso hasta encontrar un espejo. Agachada, con el culo apuntando
hacia Adam, situó el espejo entre sus piernas, se abrió el sexo con sus dedos y
se estudió a sí misma con atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.