lunes, 1 de abril de 2013

Abel Beriche, genio de los rostros de la Huaconada


Manuel F. Perales Munguía


En los Andes prehispánicos, la máscara era uno de los elementos atávicos más importantes de muchas danzas, tal como ocurría con el antiguo “taqui” del “guacon” o “saynata”, en el cual sus ejecutantes portaban caretas cuyas facciones «eran del puro demonio», según el jesuita José de Acosta, como consta en su “Historia natural y moral de las Indias”, publicado en 1590.
Por otro lado, los hallazgos arqueológicos de máscaras de madera y cerámica respaldan lo dicho en las fuentes escritas coloniales, como ha indicado el investigador Sergio Barraza.
Hoy, este elemento sigue jugando un papel fundamental en el desarrollo de distintas danzas andinas, incluso como elemento que permite al danzante apropiarse de aquello que le resulta foráneo y extraño, para así dominarlo. Por esta razón, especialistas como Gisela Cánepa han señalado que la máscara andina posee un particular poder mediador y transformador, con el cual sus portadores expresan y ocultan algo a la vez.
En el valle del Mantaro, ésta mantiene gran vigencia como expresión de identidad, mediación y transformación, gracias a artistas populares que, muchas veces desde el anonimato, mantienen viva esta tradición milenaria.
Precisamente, uno de ellos, el maestro Abel Beriche Macha, heredero de un linaje de talladores eximios, se dedica desde niño a la confección de las máscaras empleadas en la danza de la Huaconada, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en el 2010.
Don Abel, natural de Mito, vive en su sencilla casa de arquitectura tradicional cerca del paraje “La Huaycha”, donde encuentra la inspiración necesaria para tallar con sus manos mágicas, los magistrales rostros que, cada mes de enero, dan vida a los imponentes y admirados “huacones” en Mito y otras localidades vecinas. Su hijo, José Carlos, y sus hermanos también continúan con esta tradición y, gracias a ello, tenemos la seguridad que el arte de don Abel trascenderá los tiempos.
Como parte de las acciones de salvaguarda de nuestro patrimonio cultural, el pasado 19 de marzo, Día del Artesano Peruano, el Ministerio de Cultura otorgó a don Abel Beriche el reconocimiento como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana, máxima distinción en mérito a su arte y su persistencia tenaz en la conservación de una tradición cultural andina que, pese a la persecución, etnocidio y discriminación de la cual ha sido víctima, se alza vigorosa frente a la mal entendida modernidad.
Gracias a don Abel, tenemos hoy el privilegio de admirar las maravillosas máscaras que expresan aquellas facciones «del puro demonio» que siglos atrás impresionaran tanto a José de Acosta.

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