lunes, 1 de abril de 2013

Lágrimas negras


Roberto Loayza Cárdenas


Suecia era el segundo hogar de Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, “Bebo” para los amigos. Fue en ese país de vikingos donde el pianista quivicanero residió, luego de enojarse con el barbón Castro y abandonar a su familia, entre ellos el también famoso teclista “Chucho”. Se casó con una gélida belleza sueca llamada Rose-Marie, y llevó una vida familiar mayormente alejado de los escenarios en Estados Unidos.
Fue a mediados de los 90 que, el gran saxofonista, Paquito D’Rivera lo saca de su confinamiento y le recuerda sus tiempos con la Orquesta Tropicana, sus tiempos con Beny Moré, animándolo a grabar su disco de retorno “Bebo Rides Again” (1994). En adelante, y como ocurrió con los casi extintos integrantes de la famosa “Buena Vista Social Club”, Bebo formó parte de los ancestrales músicos y ejecutores del son montuno, de la guaracha, el mambo y el chachachá cubano.
Fernando Trueba, cineasta español, conocido por la cinta romántica “Belle Epoque” (1992) y  sus gustos por las sabrosas cadencias de la isla, elevó más la popularidad de Bebo en sendos documentales como “Calle 54” (2000) y “El Milagro de Candeal” (2004); de la misma manera, fue el responsable del mayor éxito que el cubano tuvo en su breve pero inolvidable carrera, produciendo el disco “Lágrimas Negras” (2002), un visionario proyecto discográfico donde la mixtura de la música cubana y el flamenco, en la voz del cantaor Diego “El Cigala”, lo llevó a los escenarios de todo el planeta, y lo puso en las portadas de las más buscadas revistas musicales.
Su carrera despegó y en los siguientes años fue muy prolífico grabando con la Habana All Stars, Javier Colina en el mítico “Village Vanguard”, con el genial contrabajista Cachao López, y con su hijo “Chucho” en el extraordinario “Juntos para siempre” (2008).
El problema es que ese “siempre” suele ser una palabra tramposa y, a pesar de su retiro a tierras malagueñas, la muerte lo atrapó en Estocolmo, su segundo hogar. Lo enterraron junto a su querida Rose-Marie.

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