LA CITA:
«Su sueño era tan
estable, que en cierto momento tuve la inquietud de que las pastillas que se
había tomado no fueran para dormir sino para morir (…) El clima de su
respiración era el mismo de la voz, y su piel exhalaba un hálito tenue que solo
podía ser el olor propio de su belleza.»
Gabriel García
Márquez, “La bella durmiente”
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