José Oregón Morales
Déjame que te cuente, lectores de Huancayo, fue en el Teatro de la Alianza Francesa. Sus silencios nos acogen con el ritual de las funciones teatrales; cuidados escenográficos, luminotécnicos y disciplinarios para propiciar esa magia entre el actor y el público, la entrega generosa y el retorno sublime de la aceptación. Actuamos todos los narradores. Retrocedí 50 años en mi vida, volví a ser aquel niño actuando en los teatros de mi pueblo, Pampas. El telón que se abre, mi canto quebrado que irrumpe, mis palabras cargadas de las esperanzas de fructificar de los maicitos, con ellos “huaylasyé” y acariciamos con nuestro canto las mejillas blancas de la luna llena en las noches de siembra; concluí con el desgarrado canto de Carlos Huamán: “maíz hermano, granito eterno, abrigo de niños tristes”. Hice llegar ese mensaje de las semillas, felices de dar la vida a los cristianos del mundo, sentimiento del hombre andino expresado a través de fabulaciones que no son otra cosa que su vida misma. Prolongados aplausos. Hermanos narradores del mundo que me abrazan fuertemente contra sus pechos. Lloré de alegría, como cuando era niño, en Pampas.
Los días siguientes subieron a las tablas Hanna Cuenca, joven y extraordinaria actriz de Colombia con sus relatos “De vocación princesa”: “El viaje de princesa a plebeya de la colombiana resaltó el valor de la figura femenina y la indiferencia del macho. Un espectáculo que sacudió el piso a hombres y mujeres”. (Alajuela, Ciudad de la palabra). Juan Madrigal de Costa Rica, actor, músico y cantautor; genio de la interactividad, nos devolvió la alegría de tener un alma de niños con sus “Cuentos para jugar y cantar”.
El hermano chileno Carlos Genovesse hizo gala de un eximio trabajo de texto y de un cautivante dominio escénico, atrapando al público con las intrigas, llevándolos al clímax de la ansiedad y descargando en finales inimaginables con sus cuentos de “Misterios profundos y sucesos extraordinarios”.
En nuestra actuación central me tocó compartir escena con Marcela Romero de México. Tocó fuertemente las fibras más íntimas de la sensibilidad humana con sus narraciones “Hay que ir para quedarse”, sobre las tragedias de los migrantes en Estados Unidos y las peripecias de las mujeres latinas que para poder sobrevivir a veces tienen que cruzar “otra frontera”. La antecedí en escena con Sara Poccochi, memorial de los comoniros, el Banquete moyano, Loro ccolluchi, el Burro Benigno y los cantos quechuas de mi Huancavelica. Puse todo mi corazón y técnica en mi actuación. Los organizadores tuvieron que hacerme regresar de los camerinos porque el público seguía aplaudiendo.
Jota Villaza de Colombia, un paisa con los atuendos típicos de su país, nos regaló una muestra asombrosa del realismo mágico en la narrativa popular de su tierra, voz extraordinaria, actuación impecable, hizo reír al público hasta el llanto con las portentosas historias de los Blakamanes, que son en Colombia algo así como los huantinos en el Perú.
Con la francoperuana Yara de Zatter y la española Paula Carballeira compartimos escenario en la Casa de la Literatura Peruana. La primera nos hizo reflexionar sobre la magia y el sentido de la vida a través de “Cuentos de la creación”. La española demostró ser una maestra del suspenso con las narraciones de su patria: “Cuentos de los tres avisos” e “Historias de escalofrío”.
Huancayo, caminemos juntos. Tenemos fe en que las nuevas autoridades ediles ya no serán las cavernarias que niegan permisos para los eventos culturales. Confiamos también en que las casas de la cultura ya no serán refugio de los fracasados políticos. Huancayo tiene profesionales jóvenes y creativos que esperan su oportunidad, pero que se las usurpan inútiles burócratas. Sólo en Huancayo cualquiera puede acceder a director de la casa de la cultura para recuperar la inversión de la campaña. ¿Estaremos en condiciones de organizar para el 2011 una actividad cultural internacional que merezca Huancayo? El “VI Déjame que te cuente” debe ser uno de los nutrientes culturales para nuestro pueblo. Sí, lo haremos.
Los días siguientes subieron a las tablas Hanna Cuenca, joven y extraordinaria actriz de Colombia con sus relatos “De vocación princesa”: “El viaje de princesa a plebeya de la colombiana resaltó el valor de la figura femenina y la indiferencia del macho. Un espectáculo que sacudió el piso a hombres y mujeres”. (Alajuela, Ciudad de la palabra). Juan Madrigal de Costa Rica, actor, músico y cantautor; genio de la interactividad, nos devolvió la alegría de tener un alma de niños con sus “Cuentos para jugar y cantar”.
El hermano chileno Carlos Genovesse hizo gala de un eximio trabajo de texto y de un cautivante dominio escénico, atrapando al público con las intrigas, llevándolos al clímax de la ansiedad y descargando en finales inimaginables con sus cuentos de “Misterios profundos y sucesos extraordinarios”.
En nuestra actuación central me tocó compartir escena con Marcela Romero de México. Tocó fuertemente las fibras más íntimas de la sensibilidad humana con sus narraciones “Hay que ir para quedarse”, sobre las tragedias de los migrantes en Estados Unidos y las peripecias de las mujeres latinas que para poder sobrevivir a veces tienen que cruzar “otra frontera”. La antecedí en escena con Sara Poccochi, memorial de los comoniros, el Banquete moyano, Loro ccolluchi, el Burro Benigno y los cantos quechuas de mi Huancavelica. Puse todo mi corazón y técnica en mi actuación. Los organizadores tuvieron que hacerme regresar de los camerinos porque el público seguía aplaudiendo.
Jota Villaza de Colombia, un paisa con los atuendos típicos de su país, nos regaló una muestra asombrosa del realismo mágico en la narrativa popular de su tierra, voz extraordinaria, actuación impecable, hizo reír al público hasta el llanto con las portentosas historias de los Blakamanes, que son en Colombia algo así como los huantinos en el Perú.
Con la francoperuana Yara de Zatter y la española Paula Carballeira compartimos escenario en la Casa de la Literatura Peruana. La primera nos hizo reflexionar sobre la magia y el sentido de la vida a través de “Cuentos de la creación”. La española demostró ser una maestra del suspenso con las narraciones de su patria: “Cuentos de los tres avisos” e “Historias de escalofrío”.
Huancayo, caminemos juntos. Tenemos fe en que las nuevas autoridades ediles ya no serán las cavernarias que niegan permisos para los eventos culturales. Confiamos también en que las casas de la cultura ya no serán refugio de los fracasados políticos. Huancayo tiene profesionales jóvenes y creativos que esperan su oportunidad, pero que se las usurpan inútiles burócratas. Sólo en Huancayo cualquiera puede acceder a director de la casa de la cultura para recuperar la inversión de la campaña. ¿Estaremos en condiciones de organizar para el 2011 una actividad cultural internacional que merezca Huancayo? El “VI Déjame que te cuente” debe ser uno de los nutrientes culturales para nuestro pueblo. Sí, lo haremos.
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