sábado, 3 de marzo de 2012

Al ilustre Luis Cárdenas Raschio



Leonardo Mendoza Mesías

La primera vez que lo vi fue en la presentación de un libro sobre las cruces de mayo, cuya organización estaba a cargo del Instituto Nacional de Cultura de Huancayo. Su imagen era sencilla pero pulcra, de elocuencia encantadora que discurría con facilidad. Los mensajes que trasmitía fueron claros y profundos. Era un personaje evidentemente conocedor, no improvisaba; sí, llevaba a la mano su ayuda memoria haciendo de su exposición un viaje por la historia con lujo de detalles. ¡Enseñaba! Era un personaje de polendas. Después de este encuentro donde intercambiamos algunas palabras conjuntamente con Sergio castillo, ya me era familiar en cuanta actividad cultural asistía y en cada una de ellas era casi obligatorio encontrarlo. Aún a pesar del frio serrano, él muy ataviado con esa chalina que llevaba al cuello, se quedaba hasta el final cual soldado fiel a la insignia de la cultura y de la ciencia, como deseando dar un ejemplo de compromiso que todo buen estudioso debería tener.
Nuestro historiador más prolijo fue un participante asiduo a cuanta actividad académica se desarrollaba en la ciudad de Huancayo, unas veces escuchando y en otras disertando. Corrigiendo a los nóveles investigadores y profesionales en algunos aspectos que los que éstos no tenían certeza. Cárdenas Raschio era un hombre claro en sus ideales, compañero sutil y maestro cortés en cuanta verdad histórica se discutía. Su trabajo siempre fue destacado y, desde un inicio, aceptó compartir su sapiencia a través de su columna “El folclor que yo vi”, que se publicó por este medio hasta que se quebrantó su salud.
Luis Cárdenas Raschio nació en 1933 y falleció un 16 de febrero de 2012, se encumbró como un hombre estudioso y defensor de la genuinidad de las expresiones culturales en esta parte del país, en especial del folclor, algo por lo que lo debemos distinguir. Además, como buen estudioso de la cultura huanca, se convirtió en un destacado folclorista, etnólogo de las más profundas y cotidianas costumbres huancas y acucioso e incansable coleccionista de numerosos trajes típicos y otros elementos como el nacimiento huanca, que en verdad muestran el gran tesón que tenía para con su autoimpuesta responsabilidad de ser un fidedigno cultor de las principales y hermosas manifestaciones de nuestra cultura.
Este insigne hombre deja una gran colección de máscaras, trajes típicos, artesanías, telares, vestuarios, bordados, juguetes, imaginerías en historias reales del Valle del Mantaro, que acogió y resguardó desde muy joven. “Don Luchito” nos deja un gran ejemplo que todo hombre, que se considere estudioso, debe seguir. A la memoria del maestro, del guardián de nuestra historia y tiempo, gracias y descanse en paz.

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