sábado, 4 de septiembre de 2010

Tulio Mora en el útero de Huancayo

SOLO 4 Nº 328 del 28 de agosto

Tiene un estar lento, parsimonioso, y cada vez que habla deja descansar su cabeza en una mano, como acunándola. Lleva en la mirada todo el peso de su poesía. Es Tulio Mora, el poeta huancaíno más importante de las últimas décadas. Dice que Huancayo sigue siendo su útero, que de él no puede desprenderse.

Insigne integrante del movimiento Hora Zero, Tulio Mora ha publicado muchos poemarios: “Mitología” (1977), “Oración frente a un plato de col y otros poemas” (1985), “Zoología prestada” (1987), “Cementerio general” (1989), “País interior” (1994), “Simulación de la máscara” (2006) y “Ángeles detrás de la lluvia” (2009).
Todos sus libros develan al poeta cuajado, consolidado que es, de un estilo propio inconfundible. Es miembro fundacional del movimiento poético Hora Zero, del cual opina que aparece en los años de la migración a Lima, de la recomposición étnica del país, de la ‘cholificación’. “Son los años de la migración a Lima, de la recomposición étnica del país, y Hora Zero se instala en ese proceso, que tiene además otros componentes como la violencia, la redisposición política, la descomposición de clases. Es el testimonio de todo eso y su percepción de toda esta situación está en su primer manifiesto “Palabras Urgentes”, donde se decía que “habíamos heredado una catástrofe y debíamos poetizarla. Creo que hemos recogido esa catástrofe y hemos hecho una poesía nueva, una poesía que se reconoce en el país, en un escenario, en una forma de hablar”, dice con parsimonia, con cautela.
Cree fervientemente que Hora Zero ha contribuido a la poesía peruana con un lenguaje propio, con haberle puesto calle, un rostro, una poética que podía funcionar en cualquier lugar.
La poeta colombiana Consuelo Hernández dice sobre la poesía de Tulio Mora que en ella la agudeza y perspicacia se combinan en el uso del lenguaje poético “para fundir en una misma realidad el fuego del sexo, el amor y la fusión de cuerpos, así como el placer con el dolor, la distancia y el olvido que de todas maneras seguirá cumpliendo su ciclo como la otra cara de la unión”.
Pero Tulio Mora no es sólo un gran poeta. Es, además, un extraordinario cronista. Queremos recordar su libro “Y la verdad será nuestra defensa: el caso de Barrios”, que es una sentidísima crónica sobre la masacre de Barrios Altos durante una pollada, a manos del Grupo Colina, tema tan vigente estos días. Igual, debemos saludar “Días de barbarie: la matanza de los penales”, un dramático relato sobre la masacre de las cárceles, en la que murieron más de doscientos cincuenta presos. El libro habla del manejo político del gobierno ante la crisis de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara, en los que se ejecutó extrajudicialmente a los presos rendidos. Un tercer libro, “Aquella madrugada sin amanecer: los desaparecidos del Santa”, se alza como un excelente libro de crónica de la desaparición forzada de nueve pobladores de Santa, un distrito agricultor y pesquero de Ancash, también a manos del Grupo Colina. Con estos libros, Tulio Mora, el compatriota de nuestra patria chica, nos demuestra que es también un excelente narrador.
Tulio Mora no ha olvidado sus raíces. Dice que Huancayo es su útero porque aquí está la casa de su madre: “Yo siempre me he sentido identificado con mi familia materna que con mi familia paterna. Entonces eso se ha traducido en mi escritura”. Como prueba de ello, hace poco presentó su poemario “País interior”, premio Copé en 1994 y que, misteriosamente, se mantuvo inédito hasta ahora. Bisagra Editores y el ICPNA de Huancayo se encargaron de sacar de la oscuridad este libro para regocijo de todos sus lectores. Sobre este poemario él dice que es la mejor manera de rendirle homenaje a su tierra, a su familia, a su origen, a una edad disfrazada de eternidad, “a todo el valle del Mantaro, que siempre será mi santuario, y sus habitantes, esos ‘fenicios’, como los llamaban en otra época con cierta connotación despectiva”.


MÁS DATOS
Tulio Mora nació en Huancayo en 1948. Es uno de los poetas peruanos más representativos de la denominada generación del 70. Vivió en Huancayo hasta la adolescencia y, tras avecindarse en Lima, estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dedicándose al periodismo y, ahora, también a la investigación social.

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