Ulises Gutiérrez (Huancavelica, 1969) es, sin duda, uno de los escritores huancavelicanos más talentosos de la actual narrativa peruana. Se podrían mencionar, claro, otros nombres: Zein Zorrilla, Percy Galindo, Harold Gastelú; pero, estoy convencido, que Ulises Gutiérrez es quien, de los cuatro autores mencionados, tiene la mejor carta bajo la manga: el proyecto narrativo más ambicioso, y, aunque suene contradictorio, íntimo, personal y honesto.
“Ojos de pez abisal” (Bisagra Editores, 2011) la nueva novela de Gutiérrez, solo viene a confirmar lo que su anterior libro de cuentos “The Cure en Huancayo” ya había anunciado: estamos ante un escritor con una luz diferente, original.
“Ojos de pez abisal” se abre con una estupenda escena: la de un ingeniero peruano establecido en el Japón, en la Estación Central de Kyoto, esperando reencontrarse con su amigo huancaíno después de más seis años de no verse. Con este encuentro y con una canción, “The Crime of The Century” de Supertramp, es que empieza a motorizarse esta historia.
Desde hace mucho tiempo se ha venido discutiendo qué novela peruana es la que mejor retrata lo que somos como país, como nación; qué historia es la que mejor nos refleja en todas nuestras imperfecciones, miserias, dudas y grandezas. Hay intentos interesantes: desde la fundacional y épica “El mundo es ancho y ajeno” hasta las omnívoras “Todas las sangres” y “Conversación en la Catedral”, pasando por la colosal “La violencia del tiempo”. Sin embargo, todas estas estupendas novelas han fallado precisamente en lo que se le enrostra a nuestra identidad: la escisión. Es decir, todas esas obras, involuntariamente tal vez, a pesar de su afán totalizador, no aglutinan, han tomado una posición y se nota, de arranque, que pertenecen a determinado bando. Hay para todos los gustos: criollas, andinas, regionalistas, etc.
¿Qué hace, entonces, diferente a “Ojos de pez abisal”? ¿Por qué ésta sí puede ser la gran novela peruana que tanto estábamos esperando? Porque Gutiérrez ha logrado mejor que nadie, a partir de una historia mínima, dibujar un mural de la contradicción de lo que somos como sociedad. Y lo ha hecho no construyendo una ambiciosa arquitectura literaria, épica, sino porque ha conseguido con su literatura, incluso con su propia historia de vida, lograr el equilibrio perfecto entre ese desfase que es ser peruano; “como una higuerilla en campo de golf”, diría Antonio Cisneros.
Así, “Ojos de pez abisal” y su poderosa metáfora, es más que una novela política, social o de aprendizaje, es también una tierna historia de amor, pero, sobre todo, puede ser, como se ha dicho, la gran novela peruana que tanto estábamos esperando. Si así fuera, Ulises Gutiérrez sería, sin titubeos y de largo, lo mejor que le ha ocurrido a la literatura peruana en mucho tiempo.
Todas estas estupendas novelas han fallado precisamente en lo que se le enrostra a nuestra identidad: la escisión.
Interesante artículo. Gracias por lo que me toca.
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