“Negocio al agua” fue la primera película peruana y se estrenó en el Cinema Teatro de Lima en 1913. Quince años después se presentó “La Perricholi”, todo un éxito dentro y fuera del Perú. En 1960, el cineasta Luis Figueroa filmó “Kukulí”, basada en leyendas indígenas, y “Jarawi” (1966); las dos en quechua. Hubieron también una serie de adaptaciones de nuestra literatura, destacándose “Los perros hambrientos” (1976), inspirada en la novela de Ciro Alegría; “Yahuar fiesta” (1982), de la obra de José María Arguedas; y “Pantaleón y las visitadoras” (1975) dirigida, en un hecho anecdótico, por el mismo autor, nuestro Nobel Mario Vargas Llosa.
El cineasta Armando Robles Godoy introdujo nuevos aportes del cine europeo en sus largometrajes que trascendieron las fronteras de nuestra patria: “En la selva no hay estrellas” (1967) ganó el 1er puesto en el Festival Internacional de Cine de Moscú; “Espejismo” (1972) fue nominada a los Globos de Oro de Berlín en 1973, en la categoría a Mejor Película Extranjera. Aquella vez, compitió con “El discreto encanto de la burguesía” de Luis Buñuel y “Gritos y susurros” de Ingmar Bergman. Sin embargo, triunfó “El Padrino” de Francis Ford Cappola.
Otro hecho relevante para el cine nacional es que Tulio Loza Bonifaz, después de regresar de un exilio en Argentina, hizo la película “Allpa Kallpa” (“La fuerza de la tierra”) que se presentó en el Festival Internacional de Cine en Moscú, donde ganó el segundo puesto en 1975.
Por otro lado, el tacneño Francisco Lombardi, quien estudió en la Escuela de Cine en la Universidad del Litoral de Santa Fe – Argentina, debutó en 1977 con “Muerte al amanecer” y un año más tarde estrenó “Cuentos inmorales”. En 1985, adaptó exitosamente “La ciudad y los perros”.
Lombardi es el realizador peruano más destacado de la última década del siglo XX; sus guiones se inspiran en aquellos hechos públicos o literarios con resonancias polémicas que suscitan controvertidos debates populares. En su primer gran éxito, “La boca del lobo” (1989), analizaba la problemática de Sendero Luminoso a través de una narración similar a la empleada por John Ford en “La patrulla perdida”. Otros filmes relevantes son las coproducciones con España: “Bajo la piel” (1996) y “Caídos del cielo” (1998). Filmó 15 largometrajes durante su fructífera carrera cinematográfica, por lo que fue reconocido en diversos foros y festivales internacionales: La Habana, Friburgo y Trieste. En 2004, Lombardi obtuvo el premio “Irene Diamond, Lifetime Achievement Award” otorgado por “Human Rights Watch” por su extraordinario compromiso con el cine de derechos humanos.
Finalmente, en los primeros años del milenio, un sólido grupo de jóvenes directores peruanos están incursionando con paso firme y positivo en el mundo del celuloide. Así lo demuestra Josué Méndez con “Días de Santiago” (2004) o “Dioses” (2008). Más tarde tendremos a Claudia Llosa con “Madeinusa” (2006) y “La teta asustada” (2009), históricamente la primera cinta peruana nominada a los Premios Oscar en la categoría a Mejor Película Extranjera y la primera en ganar el Festival de Cine de Berlín. El 2010, Daniel y Diego Vega nos trajeron “Octubre”, otro filme trascendental que lamentablemente no llegó a nuestra pobre cartelera local, y que ganó el premio “Una cierta mirada” otorgado por el jurado del festival más importante del mundo: Cannes. La última gran producción es la recientemente estrenada “Las malas intenciones” de la debutante Rosario García-Montero que, según la crítica especializada, traerá más de una sorpresa. En adelante, el derrotero del cine peruano es más que promisorio. Los fanáticos del séptimo arte, convenimos plenamente con Orson Welles cuando afirma: “El cine es el más colosal tren de juguete con el que podría entretenerse un adulto”.
En los primeros años del milenio, un sólido grupo de jóvenes directores peruanos están incursionando con paso firme y positivo en el mundo del celuloide.
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