Oscar Rojas De la
Torre
Carnaval en Huaytapallana (El Tambo, 2012). Foto: Jorge Jaime Valdez. |
El Huaylarsh
es una de las danzas más representativas del valle del Mantaro. Inicialmente,
fue practicada en el sur de Huancayo, con motivo del recultivo de la papa o
“Acshu Tatay”. Más adelante, llegó a la ciudad y se convirtió en parte de las
celebraciones en los carnavales.
Por la década
de los 50, se inician los famosos “Concursos de Huaylarsh”, en Pucará, según lo
señala Licinio Canchanya, en su ponencia sobre esta danza, presentada en el I
Congreso Nacional de Folclorólogos, en 1972.
Luego, desde
1970, aproximadamente, estos certámenes se hacen masivos y adquieren un carácter
“comercial”, e inicialmente fueron realizados por los municipios distritales de
los diversos pueblos donde se realizaban. Más tarde se trasladan a la plaza de
toros al pie del Cerrito de la Libertad, promovidos por Mario Villalva, así
como, Emilio “Moticha” Alanya, propiciadores elocuentes de estos eventos, entre
otros.
Ya en los 80,
locutores de Radio Andina incursionan en este rubro: recordamos entre ellos al
“Tanquish” Mauro Untiveros, “Yana Wishla” Antonio Ramos, “Shapito Wanka” Jesús
Cabrera, y a Carlos Veliz con su “Promotora Huaytapallana”, acompañados por el
“Yana Yana”, Remigio Poma Vega, quienes le dieron un matiz más masivo y
mediático al Huaylarsh y sus competencias. Estos concursos se organizaban en el
desaparecido Coliseo Municipal de la calle Real, así como en el Coliseo Wanka.
En 1993 se da
inicio al Concurso “Nación Wanka”, cuyo objetivo era luchar contra la
“tergiversación” del Huaylarsh, así como hacer una competencia que tenga buena
calidad organizativa y artística. Fue realizado, durante tres años, por la
Municipalidad Provincial de Huancayo, el entonces Instituto Nacional de Cultura
de Junín y la Dirección Regional de Turismo, contando con el auspicio del
diario Correo. En 1993, lo asumió enteramente el municipio provincial.
Actualmente, tenemos
también los concursos de la Feria de Cuasimodo, así como el concurso
“Huaytapallana”, organizados por las municipalidades distritales de Chilca y El
Tambo, respectivamente.
Los ingresos
no solo dependen del pago de entradas, sino primordialmente del expendio de
cerveza, habiéndose convertido en un “negocio redondo”, pues solo importan las
ganancias. Esta es la razón por la cual los certámenes que antes concluían a
las 6 pm, como máximo, ahora acaban, lamentablemente, a las 3 am, convirtiéndose
en focos de delincuencia y malicia, que denigra y desvirtúa la verdadera
trascendencia de una danza tan poderosa e histórica como el Huaylarsh.
Ya es hora
que esto pueda cambiar para bien. Está en manos de los organizadores, que
curiosamente son municipalidades e instituciones que debieran promover y velar adecuadamente
por nuestra cultura, y no servirse de ella para obtener ingresos económicos
solamente.
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