domingo, 28 de abril de 2013

PERFUME DE MUJER:


El marino que perdió la gracia del mar

Yukio Mishima


Cuando coja sus pechos, se acurrucarán contra mis palmas con pesadez sudorosa y magnífica. Me siento responsable de la carne de esta mujer, pues me desgarra dulcemente como lo hacen otras cosas que son mías. Me estremece la dulzura de su presencia: cuando me sienta temblar se volcará como la hoja de un árbol sacudido por el viento y dejará que yo vea el lado vacío de sus ojos.

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