lunes, 27 de diciembre de 2010

El libro que cambió mi vida: "La casa verde"


“La casa verde” de Mario Vargas Llosa
Portada de la primera edición de “La casa verde”.
Jorge Jaime Valdez

Intenté leer “La casa verde” cuando estaba en el colegio, pero me perdí en su estructura endemoniada. Volví al intento años después con muchas más páginas leídas y un poco más de tinta entre los dedos. Leí como pocas veces, con lapicero y papel, anotando y siguiendo el devenir de la historia. Quedé deslumbrado por su maravillosa arquitectura y por la riqueza del lenguaje. Pocos libros me impactaron tanto, por las posibilidades enormes que la imaginación, la prosa y el talento literario podían alcanzar.
Otro hecho que me sorprendió fue que viajé a Piura hace un par de años. Era la primera vez que visitaba esa ciudad calurosa y amable, pero era como si ya la hubiera conocido antes. Con “La casa verde” sentí y viví Piura, y esa experiencia que enriqueció mi vida de lector ordinario, me hizo recorrerla mucho antes de pisar sus calles. También conozco el Sertón brasileño con sus miedos y fanatismos y a ese circo mítico y triste que lo recorría, o la Lima gris del jirón Huatica; y a la Pies Dorados, el colegio militar con sus perros, el poeta y el esclavo; o la corrupción galopante del gobierno de Odría, a Cayo Mierda y a Zavalita preguntándose en qué momento se había jodido el Perú; o la selva exótica, enmarañada y los cuentos inmemoriales del hablador machiguenga.
Con “La casa verde” sentí y viví Piura, y esa experiencia que enriqueció mi vida de lector ordinario, me hizo recorrerla mucho antes de pisar sus calles.
Escribo sobre mi libro favorito, pero ésta es una decisión imposible. Podría elegir, por igual, “La guerra del fin del mundo”, “La ciudad y los perros”, “Conversación en La Catedral” o “El hablador”, pero traicionándolos menciono sólo “La casa verde”, sus ecos prostibularios y nostálgicos, sus pasillos con olor a picantería y pecado que aún oigo bulliciosa y lasciva, a sus habitantas, a la Chunga y a los Inconquistables.
Ese prostíbulo legendario es la imagen más fuerte que tengo de Piura y los piuranos. A pesar del paso del tiempo, ese recuerdo aún resuena como un eco en mi memoria, como seguirán sonando otros tantos personajes entrañables de la incomparable narrativa vargasllosiana.



1 comentario:

Escribe tu comentario aquí.