Diana Casas
La gastronomía peruana está
considerada una de las más importantes del mundo. Se caracteriza por su
variedad, fruto del mestizaje entre la cocina pre Inca e Inca y la culinaria
española, africana, chino-cantonesa, japonesa e italiana. El resultado es un
sinnúmero de platos de diversos sabores, que le han dado un toque
internacional.
Pero la auténtica cocina peruana
procede de las regiones del interior del país. Las cocinas regionales son la
base del patrimonio cultural culinario del Perú. Están asentadas en los
productos de la tierra, productos nativos como la papa, el maíz o el ají, que
singularizan nuestra cocina y que se preparan con métodos, técnicas y
utensilios tradicionales que también tienen que ver con la Madre Tierra, como
las ollas de barro, las cocinas de leña, los cucharones de palo.
En la región Junín, las prácticas
tradicionales de preparación de los alimentos siguen vigentes. La salsa de la Papa a la Huancaína , plato bandera de la región,
considerado una de las siete maravillas gastronómicas del Perú, se prepara aun
moliendo el ají en batán, junto al queso y un poquito de aceite, sólo así puede
tener el extraordinario sabor y textura que lo caracterizan y que son propios
de esta zona, aunque algunos ahora, equivocadamente, pretendan decir que el
plato es limeño. Felizmente, todos los que conocen algo de la historia del
Ferrocarril Central saben que el nombre del plato viene de la época cuando lo
construían y que se origina en la costumbre de las mujeres encargadas de la
cocina, de preparar papas sancochadas bañadas en esta exquisita salsa de ají y
queso, mujeres que eran todas huancaínas de pura cepa.
Hay que ser de la región también para
saber preparar una Pachamanca con
auténtico sabor a tierra, es decir, cocinada en el interior de un hueco cavado
en la tierra, cubierto con piedras calentadas al rojo y carne, habas, papas y
humitas; todo tapado con ramas de marmaquilla (arbusto de flores blancas, muy
aromático, que crece entre los 3100 y los 4800 m de altura), sacos de
yute y tierra formando un pequeño montículo. 45 minutos de espera y listo, a
deleitarse con este auténtico regalo para el paladar.
La cocina del Valle del Mantaro está
llena de exquisiteces similares. Es una cocina sólida, consistente, nutritiva y
deliciosa, con platos para cada comida del día. En el desayuno huanca, no falta
la Sopa Verde
o Yacu Chupe, sopa de arrieros,
hecha con papas picadas en juliana, queso, leche, huevos y siete hierbas
diferentes molidas juntas (ruda, hierbabuena, culantro, muña, paico, orégano y
espinaca o perejil). El Mondongo o Patasca es otra sopa de desayuno, que
se consigue hirviendo durante toda la noche maíz pelado con diversas carnes y
mondongo, de ahí su nombre.
Entre las sopas más destacables
también están el Patachi, que se
prepara a base de trigo pelado, hervido con diversas carnes y legumbres; el Huallpachupe, hecho con gallina criada
en casa, arroz y un aderezo de ajos, cebolla y ají mirasol; y el Human
Caldo o caldo de cabeza de
cordero hervido durante varias horas.
Entre los segundos destacan la Trucha , servida de diversas formas: frita, a
la plancha, a la parrilla, al ajo, a la “meniere”, al barro; el Cuy Colorado: cuy frito guisado sobre
un sofrito de ají colorado, maní, cebolla y ajos; el Carnero al Palo, asado al fuego atravesado en un palo que gira
constantemente; el Chicharrón Colorado,
preparado con carne de cerdo de forma similar al Cuy Colorado pero sin maní; el
Lechón, cerdo tierno asado en horno
de barro, en cuya preparación son expertos los pobladores de Chupaca y
Orcotuna; los Tamales, que en
nuestra zona son blancos y suaves, sin excesivos condimentos; y el Yuyo o Shita, un delicioso plato
campesino elaborado con las hojas de la planta de mostaza y un aderezo de ajos
y cebolla, que se sirve con maíz tostado.
En cuanto a los postres, la Gelatina de Pata, la Mazamorra de Caya, los Dulces de Membrillo, Melocotón y Níspero, junto con los Bizcochuelos
y los Pastelillos de Jauja, son algunas muestras cumbre de las delicias
que suelen servirse al final de las comidas o a media tarde como merienda en
las mesas de la región; donde tampoco faltan bebidas como la Chicha de Jora, el Ponche de Cerveza o el de
Habas y el infaltable Calientito,
que por las noches ayuda a combatir el frío con la sencilla y mágica mezcla de
un poco de té caliente con limón, azúcar
y aguardiente, pisco, cognac, ron o anisado, todo rociado con una pizca de
canela.
*
Diana Casas es coautora del libro “Delicias con papas nativas”, publicado
recientemente por el Instituto Nacional de Innovación Agraria INIA.
Deliciosa comida del Valle del Mantaro !!!
ResponderEliminarInteresante información...
ResponderEliminarExcelente!!!