martes, 24 de julio de 2012

PERFUME DE MUJER


Estaciones de paso

Almudena Grandes



Mayo correspondía a una rubia teñida y muy maquillada que tomaba el sol desnuda hasta de su propio vello y en una postura incomodísima, encima de una peña, con un río al fondo. Tenía las piernas abiertas, una pañoleta blanca sobre los hombros, el cuerpo arqueado, los labios fruncidos y los ojos fijos en la cámara. Debajo de sus pies, y en el mismo tono rojo que había escogido para pintarse las uñas, se 98 leía el nombre del taller, mi propio apellido. Eso tampoco era nuevo. Había visto antes muchos calendarios parecidos, y sin embargo, aquél también me pareció distinto.

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