domingo, 27 de enero de 2013

Cascadas


Enrique Ortiz Palacios

En abril de 1996, apareció por primera vez la revista “Cascadas”. Han pasado casi diecisiete años de ello y, aunque no se haya cumplido el objetivo de ser una publicación bimestral, ha persistido en el intento de «cubrir un inmenso vacío en la literatura de Junín».
Tengo entre mis manos la número 19, y en ella aparecen escritores como Cortázar y su tan poco conocido poema “Romance de los vanos encuentros”, algunos textos del desaparecido Julio César Alfaro, o el cuento “Había una vez un reloj” del tarmeño Blas Puente Baldoceda que, hasta donde sabemos, es profesor de la Universidad Northem Kentucky USA.
Esta publicación nos entera del trabajo que realizan muchos huancaínos o juninenses, fuera de la patria. También recuerda al tormentoso Enrique Contreras con tres de sus cuentos.
Conocí a su director a propósito de la publicación de mi primer libro de poemas. Mucho tiempo ha transcurrido y a pesar de mi ostracismo o exclusión voluntaria de los círculos literarios, hemos mantenido una respetuosa y amena amistad que se ha ido fortificando a través de los sueños y proyectos, a veces utópicos, por hacer que esta ciudad se convierta en lo que alguna vez fue también el deseo de Manuel Baquerizo: una ciudad letrada.
Aunque “Cascadas” no ha tenido la difusión y el impacto que sí tuvieron, por ejemplo, “Ciudad Letrada” y más tarde “Caballo de fuego”, ha logrado, con creces, difundir a autores de diferentes corrientes, ideologías o grupos, sin recurrir a la malsana costumbre de pedir “auspicios” ni dinero para ser incluidos.
Solo anhelo que su director, Cirilo López Salvatierra, siga bregando y no desista de esta labor tan encomiable por difundir la cultura, y se anime a devolverle la vida a su editorial “Ramada del búho” para que más jóvenes, e impetuosos escritores, sigan con una tradición que hace más humanos a los humanos: escribir con el corazón.

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