Roberto Loayza
Cárdenas
Yukio Mishima (Kimitake Hiraoka). Tokio, 14 de enero de 1925 - 25 de noviembre de 1970. |
Asqueado de toda la decadencia en la
que se encontraba sumido su amado Japón, Mishima presentó un invaluable
testamento, donde vomitaba todo su odio por el “establishment” en el que se
encontraba su casa, la del sol naciente. La tetralogía épica de “El mar de la fertilidad”
viene a ser su legado final.
Mientras fortalecía la “Sociedad del escudo”,
creada por él, junto con otros “samuráis” modernos, la Tatenokai, con una
política de extrema derecha, defendían el imperio y negaban toda influencia
“progresista” exterior. Al mediodía del miércoles 25 de noviembre de 1970,
decidieron tomar una acción definitiva y se encaminaron al cuartel de las
Fuerzas de Autodefensa de Japón, con la urgente necesidad de ser escuchados.
Con una inconsciencia tan perturbadora
como heroica, marcharon en medio de proclamas con el fin de devolverle a
Hirohito su legítimo lugar, a través de la fuerza, a través de la espada, a
través de la muerte. Mishima, acompañado de cinco militantes de la Tatenokai,
secuestraron y maniataron al comandante, y saltaron al estrado para tratar de
convencer a los asistentes que el Japón donde vivían no era real, era una
proyección de occidente, con sus cadenas de tiendas y toda su vacuidad.
Fue en vano, el mismo Mishima lo dijo
bañado en fracaso antes de inundar con su sangre todo el lugar: «No me
entendieron». Toda la miseria moral de esa otrora tierra ancestral se vio
redimida a través del “Seppuku”, la espada traspasó el cuerpo del genial
escritor y poeta, y su cabeza terminó cercenada por un asistente, forjando la
acción más pura que un hombre pueda hacer por amor, escribir con sangre su
mejor obra, trascender en el tiempo no solo como el mejor escritor de la
historia de su país, sino como un ser auténtico, un ser de luz.
Ya habrá tiempo para hablar de su
colosal obra literaria…
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