Manuel
Silvestre de Edeta
Josué Sánchez
Manuel Silvestre de Edeta es uno de
los grandes escultores vivos españoles. Su genio ha trascendido las fronteras
de su natal Valencia y tiene un lugar de honor en las artes plásticas europeas.
Maestro en el arte de hacer surgir
vida de la materia inerte, al ver sus esculturas y dibujos uno se siente
minimizado frente a la grandeza plástica, y el gran dominio sobre los
materiales con los que d’Edeta desarrolla su creatividad en el tallado del
mármol, la madera y en el modelado de la terracota, previo al vaciado en
bronce.
Las tallas escultóricas y los
modelados de estilo realista del maestro d’Edeta parecen llenos de vida. Los
relieves, los torsos femeninos, los retratos y los pequeños estudios a la
arcilla muestran a un artista que trasciende lo académico, que sin ser
excéntrico enriquece sus obras con el estudio de lo natural.
Cabe destacar las esculturas
trabajadas en mármol de Carrara: "Torso femenino" y "Dos
hermanas, Amparín y Luisita" presentadas a la exposición del XXVII Salón
de Otoño en Madrid, con las que fue premiado con la tercera medalla.
"Torso femenino" se caracteriza por la suavidad de los volúmenes y el
aprovechamiento de las texturas del material usado: el mármol, que le da un
pasaje de ritmo lineal del oscuro al claroscuro, hasta cubrir totalmente el
cuerpo con una armónica luminosidad. En "Las dos hermanas, Amparín y
Luisita" se aprecia la altivez de los rostros, con mirada al futuro; esa
mirada enérgica y firme donde se refleja un esteticismo clásico, pero, a la
vez, se encuentra una dulzura infantil que le da el tratamiento emotivo y el
sentimiento plástico.
En las esculturas de madera, las
formas siguen la textura de las hebras y la de las gubias en un movimiento
ramificado que busca ser un cuerpo total, como en la escultura
"Torso".
En los bronces se aprecia la textura
de la terracota usada en el modelado, la impresión de las huellas de las manos
del artista y el grafismo dejado por el paso de las herramientas, sean éstas
los miretes o las estecas, como en "El padre Turia", las tres figuras
que están en la Fuente de la Plaza de la Virgen en Valencia y "Pequeño
pescador" que se encuentra en el Museo Municipal de Valencia.
Manuel Silvestre de Edeta nació en
Llíria (31 de agosto de 1909), provincia de Valencia, en un entorno de gente
obrera y campesina. Se dedicó a ayudar a su padre en las faenas del campo y en
el trabajo de la construcción. Con la ilusión de llegar a ser aparejador o
arquitecto, recorría las calles de Llíria con un cuaderno bajo el brazo
copiando los detalles de los edificios y de las fachadas; practicó la escultura
funeraria y decorativa, y tuvo por primera vez contacto con el mármol, lo que
le permitió descubrir su faceta escultórica. Fue en ese momento que decidió
estudiar en la Escuela de Bellas Artes.
De 1934 a 1935, año en que concluyó
sus estudios de arte, participó en exposiciones colectivas recibiendo
comentarios favorables. Ya escultor, al inicio de la guerra civil española en
1936, se puso al servicio del ayuntamiento de Llíria para recibir niños
refugiados y encargarse de distribuirlos entre las familias de la localidad. Su
espíritu sensible lo llevó a enrolarse entre los republicanos y a participar en
la lucha contra los franquistas como sargento de aviación.
En 1957 realizó su primera exposición
individual de escultura. En el catálogo de presentación, Maximiliano Thous
Llorens escribió: «Silvestre de Edeta no asusta ni sorprende, tampoco defrauda.
Y ello porque no confunde… Es indudable que, a igualdad de inspiración y
destreza, es artista más estimable el que siente los variados estímulos de la
vida que el que permanece ciego para lo que no sea aquel rayo del iris que él
sabe captar, único y perenne».
Desde esa fecha, en la que también se
inició como profesor de talla escultórica en la Escuela Superior de Bellas
Artes de Valencia, a la actualidad, Silvestre de Edeta, ha recibido numerosos
encargos de monumentos y obras para diversos museos y entidades de Valencia,
Barcelona y otras ciudades, ha realizado múltiples exposiciones, ha sido
galardonado más de una veintena de veces hasta llegar a ser nombrado Gran
Maestro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, y ha
sido reconocido como uno de los más grandes escultores vivientes de España,
sobreviviendo a muchos de sus contemporáneos europeos, como Maillol, Jean Arp,
Camille Claudel, Henry Laurence, Chillida, Julio Gonzáles, Henry Moore, Miró,
Gropius y otros.
Hasta
hoy, Manuel Silvestre de Edeta no ha cesado de estar en comunión y contacto con
las esculturas, desde que descubrió, como él dice, «lo asombroso de dar vida a
la piedra».
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