Lilia Figueroa Manyari
Lo fantástico ha sido desde siempre un
tema subyugante. Lo fantástico según Todorov es un espacio en equilibrio entre
lo extraño pero realista, y lo maravilloso; y es por este camino que se enrumba
“El tiempo de los muertos”, libro de cuentos de Hugo Velazco quien, cautivado
por esta corriente en boga, hace transitar sus relatos desde los laberintos de
la intriga como sucede con “¡Nos debemos la muerte, Oviedo!”, “En el
ascensor”, “La carnada”, “Sed”, “La
suerte está echada” o “Las casualidades no existen”, hasta el terror; “Yubé”,
es un ejemplo de ello.
Al estilo del maestro del suspenso,
Alfred Hitchcock, Velazco trasunta el horror al campo psicológico y nos entrega
en “La memoria del tiempo” y “El caso Hendrik Gunsteinn”, cuyos atormentados
personajes actúan bajo sus propios desencuentros, mostrándonos aquella insania
resultante del deterioro neuronal, psicopático al extremo de la locura, como en
“La vida está en la pantalla”; de este modo crea un puente invisible para
transitar luego en este atractivo campo presentado en la pantalla y la
literatura contemporánea juvenil, dándole a esta temática tintes policiales
como en “Mientras dormías”, “El paciente Charly Hansson” y “3D” .
Es inevitable encontrar cuentos de
corte psicológico, así “Un viaje de dos metros” o “Viceversa” nos muestran
seres complejos con un mundo interno en conflicto, y en algunos casos, perdidos
en su interior. Es paradójico, sin embargo, encontrar infiltrado dentro de
estos 25 relatos “Yo vivo en ti”, una fabulación trágica y tierna, una trama de
entrega infinita, una historia de amor.
Sin embargo, el cuento que merece una
mención aparte, porque engloba todos estos temas dentro de una estructura
alucinante, tétrica, escalofriante, es el que le da título a este libro “Tiempo
de los muertos”, una historia de mayores logros, con una trama surrealista
sugestiva, un auténtico cuento fantástico de terror.
Como toda obra literaria, ésta tiene
propuestas técnicas, así en esta edición podemos gozar del avatar de los
protagonistas a través del narrador en primera persona; es decir, cada una de
estas historias es contada por sus protagonistas, son ellos quienes nos llevan
a conocer a través de soliloquios y monólogos interiores sus mundos
intrincados, alucinados, intensos, convirtiéndonos en sus cómplices
ficcionales.
A excepción de “Yo vivo en ti”, cuya
técnica narrativa nos muestra el cuento circular, todas las demás historias son
contadas en forma lineal dándole, en algunos casos, detalles que ayudan a
comprender la complejidad psicológica de los personajes.
Finalmente,
podemos decir que “El tiempo de los muertos” logra su objetivo al encandilar al
lector con los finales sorprendentes, inevitablemente subyugantes, de las 25
historias contadas con gran acuciosidad por el autor, que a través de ellas nos
habla de desarraigos, locura, soledad y por qué no, del amor.
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