domingo, 27 de enero de 2013

Los laberintos de la intriga


Lilia Figueroa Manyari



Lo fantástico ha sido desde siempre un tema subyugante. Lo fantástico según Todorov es un espacio en equilibrio entre lo extraño pero realista, y lo maravilloso; y es por este camino que se enrumba “El tiempo de los muertos”, libro de cuentos de Hugo Velazco quien, cautivado por esta corriente en boga, hace transitar sus relatos desde los laberintos de la intriga como sucede con “¡Nos debemos la muerte, Oviedo!”, “En el ascensor”,  “La carnada”, “Sed”, “La suerte está echada” o “Las casualidades no existen”, hasta el terror; “Yubé”, es un ejemplo de ello.
Al estilo del maestro del suspenso, Alfred Hitchcock, Velazco trasunta el horror al campo psicológico y nos entrega en “La memoria del tiempo” y “El caso Hendrik Gunsteinn”, cuyos atormentados personajes actúan bajo sus propios desencuentros, mostrándonos aquella insania resultante del deterioro neuronal, psicopático al extremo de la locura, como en “La vida está en la pantalla”; de este modo crea un puente invisible para transitar luego en este atractivo campo presentado en la pantalla y la literatura contemporánea juvenil, dándole a esta temática tintes policiales como en “Mientras dormías”, “El paciente Charly Hansson”  y “3D” .
Es inevitable encontrar cuentos de corte psicológico, así “Un viaje de dos metros” o “Viceversa” nos muestran seres complejos con un mundo interno en conflicto, y en algunos casos, perdidos en su interior. Es paradójico, sin embargo, encontrar infiltrado dentro de estos 25 relatos “Yo vivo en ti”, una fabulación trágica y tierna, una trama de entrega infinita, una historia de amor.
Sin embargo, el cuento que merece una mención aparte, porque engloba todos estos temas dentro de una estructura alucinante, tétrica, escalofriante, es el que le da título a este libro “Tiempo de los muertos”, una historia de mayores logros, con una trama surrealista sugestiva, un auténtico cuento fantástico de terror.
Como toda obra literaria, ésta tiene propuestas técnicas, así en esta edición podemos gozar del avatar de los protagonistas a través del narrador en primera persona; es decir, cada una de estas historias es contada por sus protagonistas, son ellos quienes nos llevan a conocer a través de soliloquios y monólogos interiores sus mundos intrincados, alucinados, intensos, convirtiéndonos en sus cómplices ficcionales.
A excepción de “Yo vivo en ti”, cuya técnica narrativa nos muestra el cuento circular, todas las demás historias son contadas en forma lineal dándole, en algunos casos, detalles que ayudan a comprender la complejidad psicológica de los personajes.
Finalmente, podemos decir que “El tiempo de los muertos” logra su objetivo al encandilar al lector con los finales sorprendentes, inevitablemente subyugantes, de las 25 historias contadas con gran acuciosidad por el autor, que a través de ellas nos habla de desarraigos, locura, soledad y por qué no, del amor.

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