Hunky Dory
(1971)
El primer chispazo de toda su genialidad lo dio un año
antes con “The Man Who Sold The World” (el disco con el tema que todo el mundo
piensa que es original de Nirvana). Para Hunky Dory, Bowie tenía 24 años y nos
entregó un plato tan ecléctico como grandioso, acompañado por gente como Rick
Wakeman, el álbum pasa del cabaret al mejor rock de su época, todo cargado de
una sexualidad desbordante. Imprescindibles, “Changes” y su aire burlesco,
“Life On Mars”, con la temática que tanta gloria le dio al camaleón y
Quicksand.
The Rise and Fall of Ziggy Stardust and Spider from Mars (1972)
La obra más perfecta de la deslumbrante producción de
Bowie, un disco concepto sobre la estrella alienígena de rock Ziggy Stardust. Nos
remite a un futuro terrible, oscuro, pesimista, decadente, el súmmum del “glam”
rock en medio de un escenario teatral
tan bellamente aterrador. Bowie definía su mito y junto con Elton John
cambiaban la forma de percibir la música para siempre. Imposible dejar de
mencionar la exitosa “Starman”. Otra vez en el espacio Bowie, Ziggy Stardust,
con un orgiástico Mick Ronson en la guitarra y el clímax de “Suffragette City”.
Low (1977)
Se podría considerar su colaboración con Brian Eno como
la segunda etapa de mayor fuerza creativa de Bowie, experimentando con el
“Avant-Garde”, y confirmando su estatus de visionario de la música, un disco
atmosférico, denso (la mano de Eno, obvio), con esa voz tan extraña, de la que
Bowie aún hace gala, y capas de sonidos. Una vez más el de Brixton redefinía la
música. Los puntos más altos: “Speed of Life”, “Sound and Vision”, “Always
Crashing in The Same Car” y “Warszawa”. Serían años estupendos para Bowie con
“Heroes” y “Scary Monsters”, sus otras obras maestras.
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