sábado, 7 de agosto de 2010

Mitos legendarios y fantásticos

Los hombres de piedra

Juan Cangahuala Malpica

«… Kon Titi Viracocha… hizo de piedra cierta gente y manera de dechado de la gente que después había de producir…».
Betanzos


El mito es espontáneo, y fluye del sentimiento colectivo, antecediendo e involucrando en tiempos antiguos a la religión, a la filosofía, al arte, a la ética, a la literatura (Rapsodas), a la historia (Sagas).

MITOS ETIOLÓGICOS
Son aquellos que carecen de toda verdad, pero cuyo relato es notable por la existencia de su encanto narrativo-fantasioso.

PURUNPACHA
En el principio era la tierra oscura y desierta. Planicies y montes de piedra. Ni un árbol, ni una hoja; ni un ave, ni nubes, ni ríos. Un silencio cósmico resonaba en sí mismo.
Rocas ígneas, rocas graníticas, grises, verdes, negras, rojizas, eran todo el paisaje cuando la primera luz comenzó a desparramarse oleaginosamente.
Conmovióse el mundo desde sus cimientos; estrías, retículas de fuego, llamaradas después, rasgaron la noche. Retumbó el espacio, repitiéndose el eco millones de veces. Cesado el clamor, del cielo bajó el agua, y en el cuévano abierto en lo más alto de una cumbre hizo su morada.
Del vientre del agua nació Wiracocha.

WIRACOCHA
El dios nacido del agua contempló la Tierra desde la alta cumbre.
Fatigantes llanuras plúmbeas, apenas resquebrajadas por el cataclismo. El fuego del sol calcinaba las rocas. Un hálito vital le movió a obrar, e hizo entonces la luna y las estrellas, sedantes de luz para montes y planicies quemados por el ardor del día. La noche no fue ya la hórrida igualdad de lo mismo: retrato de la nada. Alternó las claridades, pero él era el único en todo lo creado e increado.
Muy triste es la soledad, aún para los dioses. Pensó en darse compañía, así fuera la de seres imperfectos.
Y creó al hombre de piedra.

ALLKA WISA
Kon Tiki Wiracocha, el creador, mandó que los primeros seres con vida que habían salido de su mano hechos de la dura piedra surgieran al mundo de la cueva, de la cumbre, del oculto manantial. Y fue llamándolos de sus nombres. Allkawisa nombró al primero, a quien hizo señor del Cuzco.

Como el hombre brotó el agua de las entrañas mismas de la tierra. Corrió, bullidora en el arroyo, silenciosa en el remanso, solemne en el lago andino y sublime en el gran mar. El agua fue hermana del hombre y de su alianza con él se operó el milagro: planicies y montes cubriéronse de verdor; mutaban; árboles y arbustos, paquidermos e insectos.
Comenzaba a vivir la piedra. Bullían en sus entrañas el germen y el feto.

San Jerónimo de Tunán, 15 de julio de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.