jueves, 6 de octubre de 2011

MICROCUENTO

Clarividente
Oriana Pickmann Sotomayor

Entré. Allí estaba ella, sentada, haciendo lo suyo. Por un segundo cruzamos nuestras miradas, tiempo suficiente para que ella adivinara cuáles eran mis intenciones.
—Léame la fortuna —le pedí.
—Setecientos cincuenta y nueve euros —respondió.
—Gracias —le dije, y salí del banco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.