jueves, 22 de julio de 2010

Especial Día del Padre (3)

(Edición 318 del 19 de junio de 2010)


A reflexionar, papás:

Gustavo Adolfo, el hombre solo


Héctor Meza Parra

Gustavo Adolfo vive en Lima hace seis años y ya empezó a aburrirse. Desde que se instaló no puede negar que le ha ido relativamente bien: compró un departamento, publicó cinco libros, ahorró dinero y viajó al extranjero. Posee una página web, un celular con Internet y un perfil de Facebook. Sus dos hijos mayores son exitosos como él, porque trabajan y ganan bien. Gustavo Adolfo, por su parte, ha conquistado nuevos amigos y también ha olvidado a otros. Asiste a un sinfín de eventos sociales donde se ha dado cuenta que la hipocresía es una excelente carta de presentación para escalar en el mundo de las oportunidades. Se mueve todo el día porque su maletín contiene una agenda muy nutrida, por eso almuerza donde le alcanza la tarde. Se ha olvidado de los vegetales y las frutas, quizás esta sea la razón para su agudo estreñimiento. Lo peor de todo es que no tiene tiempo para su familia porque el resto de amistades lo absorben demasiado. Es consciente de ello pero prefiere no detenerse a pensarlo. Sabe que la ha abandonado por vivir en la capital; por lo tanto, conoce poco de ella. Ha perdido contacto con el último de sus hijos y extraña tomarse un café junto a él mirando cómo se ausenta la tarde con sus pies de princesa. Su hijo, quien es un buen deportista, solo le cuenta de sus triunfos por teléfono, pero él finge alegrarse para hacerlo sentir bien. Su hijo lo sabe, él también. Ambos saben que un buen billete es el mejor canal de reconciliación.
Gustavo Adolfo vive apenado, porque el tiempo que invertía en leer ahora lo malgasta en viajar. Como si fuera poco, el hecho de vivir fuera de casa sin una mujer que lo cuide y lo quiera le está pasando la factura con los primeros síntomas de la gastritis.
En Lima ha aprendido a no saludar a nadie, porque todos desconfían de todos y si quiere sobrevivir debe ser aliado del egocentrismo y la mala educación. Gustavo Adolfo vive o sobrevive a diario con el estrés de una hormiga africana. Cuando tiene la suerte de caminar, el cuerpo se le pone sudoroso y encuentra a cada paso un ladrón; en cada avenida una prostituta, y en cada semáforo un tráfico infernal que lo obliga a pensar: ¿es esta la vida que elegí o es la vida la que me eligió esto?
Gustavo Adolfo no vive en su casa. Están por gusto el teléfono, el cable, el timbre y todo lo demás: nadie los utiliza. Llega cuando la noche ya tiene la cabellera muy crecida. Con sus hijos mayores ni se encuentra. Siempre falta uno y no se explica por qué. Entre ellos nadie sabe de sus problemas, pese a que viven juntos. Solo hay un resquicio de tiempo donde se pueden decir al vuelo: “Buenas noches, papá; buenas noches, hijo”. Es todo. Cada quien vive su retazo de vida a su manera. Gustavo Adolfo ha ganado mucho pero siente que se va quedando solo por su afán de conquista y disimulado egoísmo.
Y un domingo apacible, mientras se estira sobre el sofá, coge de la ventana aquella foto familiar y se pone a investigar cada rostro. Les da vueltas y les habla porque sabe que tienen vida. Esas caritas le sonríen y le contestan. De manera que deja caer el control remoto para hablarles. La plática dura solo unos segundos. Ellos se despiden apresurados porque saben que papá vive con el tiempo ajustado. Él no lo quiere pero esas manitas le dicen adiós. Es entonces que no le importa que lo vean llorar. Sus lágrimas han empezado a germinar como las flores en primavera y él lo nota en sus manos que se llenan de humedad. Y aunque no lo quiera admitir, no es la primera vez que le sucede esto. Por eso detesta estar los domingos en casa.

Chorrillos, 15 de junio de 2010
EL DATO:
El escritor Héctor Meza Parra acaba de ser reconocido por la Municipalidad Provincial y la Federación de Periodistas del Perú como un connotado escritor de la Región Junín.
Es autor de “El primer libro que leí”, “Diana volverá para Navidad”, “Retorno al barrio de Callancha”, “La noche más larga del mundo” y “Polo en New Jersey”.

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