Manuel Baquerizo Baldeón
El catedrático de la facultad de Antropología de la UNCP, Jorge Escobar Galván, hizo un hallazgo importantísimo: encontró un artículo inédito del extinto crítico literario huancaíno Manuel J. Baquerizo Baldeón, preparado con motivo de la presentación del libro “Huancayo: historia, familia y región”, de José Benigno Peñaloza Jarrín, inédito hasta hoy. Según propias palabras de Escobar Galván, “esta reseña es un manuscrito hecho a lápiz que pudimos ubicar en los archivos de la biblioteca dejada por Baquerizo; está incompleto, puesto que es solo un esbozo, y abarca hasta aproximadamente 1943. A pesar de ello, creemos conveniente publicarlo por su valía e importancia”. Agradecemos a Sonia Baquerizo Rojas, hija del ilustre crítico, por permitirnos publicarla.
El libro de Peñaloza es un intento de dar una visión totalizadora de la región, sobre la base de la información existente. El autor acude a los trabajos previos que se han realizado en torno a las diversas etapas de la historia regional. Y, como es de suponer resume y reproduce los contados trabajos que hay sobre la época pre-hispánica.
Antes de la reducción, Huancayo no fue un asentamiento humano importante. De acuerdo con Cieza de León, el cronista más puntual, La parte más urbanizada se hallaba en la parte norte del valle, es decir, en Jauja. "En todas partes había grandes...".
Peñaloza lanza una hipótesis: el traslado de la capital de Jauja a Lima no se habría debido a las razones conocidas: lo inhóspito del clima, las dificultades de procreación, la falta de leña para la construcción de casas y la lejanía del mar, sino a un hecho muy concreto.
Pedro de Alvarado, Gobernador de Guatemala, se dirigía hacia Jauja dispuesto a arrebatar los territorios que Pizarro y Almagro habían conquistado. Diego de Almagro fue designado para impedir el avance de las fuerzas de Alvarado. Al final llegaron a un acuerdo: Pedro de Alvarado se retiraría a cambio de la entrega de 100,000 mil pesos de oro, en un plazo perentorio. Peñaloza piensa que esta suma de dinero habría sido aportada por los caciques huancas, a condición de que los españoles abandonaran sus parcialidades. No de otra manera, Pizarro habría podido reunir tan pronto ese monto de dinero. Esto demostraría la gran capacidad de negociación de los huancas.
En 1796 se sabe de la existencia de un cacique gobernador de Huancayo, el indio príncipe Manuel Sacarías Ilnusuyca. Antes había sido, Josefa de Astocuri Limaylla. Según la Visita Pastoral de 1769 la población de Huancayo estaba constituida por 486 habitantes, de los cuales 126 eran españoles, 194 mestizos y 172 indios.
El propio autor reconoce que hay muy poca información sobre los siglos VII y XVIII. Solamente puede expresar pequeñas referencias sobre la provincia en general, que dan los visitadores, sacerdotes y cronistas, pero no sobre la ciudad misma. Generalmente se refieren a los tributos, censos, diezmos (…).
Todas las crónicas se refieren solamente a un tambo y no a la ciudad. En una crónica del siglo XVII se dice: "Tienen aquí los indios un gran tambo de pasajeros. El de Huancayo es tambo real, porque todo es del Rey. Hay mitas de indios que están ahí depositados para el servicio personal de los pasajeros. Los indios proveen agua y leña y pimientos y sal e icho para la cama y todo esto sin dinero” (…). Hacia 1875, el periódico “La Paz” estaba reclamando el incremento del agua potable, la contratación de más profesores para las escuelas, la apertura del hospital, la apertura de una alameda y un parque; el enlozado de las aceras, la reconstrucción del cementerio, el establecimiento de un camal y la refacción del templo (…).
A lo largo del libro, el autor lanza diversas hipótesis como, por ejemplo, que Guamán Poma de Ayala podría ser Felipe Guacra Paúcar, el cacique de Urin Huanca, pues este viajó a España para solicitar al Rey diversas mercedes (…).
En 1876, el municipio realizó un censo de la población del distrito de Huancayo, con el siguiente resultado: población urbana, 5981; y población rural: 4,844. En ese mismo censo se registra la existencia de cuatro haciendas: La Mejorada, con 245 pobladores; Acopalca, con 118; Coyllor, con 109 y Yauris, con 54.
Riva - Agüero hace una precisa descripción de Huancayo, en el momento en que comienza a irrumpir el progreso. Hacia 1920 ya existían dos hoteles importantes: El Colón, administrado por el Yugoslavo Félix Pisculich; y el Internacional, del suizo Adolfo Koser.
Aurelio Miró Quesada, que hizo un recorrido por todas las provincias del Perú en los años treinta, se admiraba de esta orientación moderna y pujante de la ciudad de Huancayo.
En 1943, se inaugura el Hotel de Turistas. En 1926, se fundó el Casino Obrero, integrado por artesanos (satres, carpinteros, mecánicos, etc.), para realizar una emprendedora vida social y cultural.
Las hermanas Ventura y Vienta Ugarte eran dueñas de varias haciendas en Pariahuanca y Comas. En Huancayo existían las haciendas La Mejorada, Hualahoyo. En 1910 se habilitó al lado del Hotel Colón una sala de teatro, que inicialmente se llamó Teatro Castilla.
ya pe bob esponja
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