domingo, 12 de febrero de 2012

PERFUME DE MUJER



Millennium I: Los hombres que no amaban a las mujeres

Stieg Larsson

Hacia las dos de la madrugada Erika se durmió, pero Mikael permaneció despierto contemplando su silueta en la penumbra. El edredón la cubría hasta la cintura y él observaba cómo sus pechos subían y bajaban lentamente. Estaba relajado y el nudo de angustia del pecho había desaparecido. Erika producía ese efecto sobre él. Desde siempre. Y Mikael era consciente de que ejercía exactamente el mismo efecto sobre ella.

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