domingo, 12 de febrero de 2012
Pequeña guía para un melómano en ciernes
Roberto Loayza
“Coleccionistas los de mis tiempos” puede parecer una frase acuñada por algún añejo personaje, pero a los 30 años se puede decir que en la época de fines de los 80 y casi todos los 90, tener una decente colección de música era una tarea titánica. Las discoventas Nolasco y Disco Centro no tenían un gran catálogo, los costos de los compactos eran altísimos y solo podíamos pedir que los graben en casetes. Si considerábamos que estábamos frente a una obra maestra, recurríamos a los “metálicos” que suponían una mayor calidad de sonido, y “play”.
“Highway 61 Revisited” de Bob Dylan es un disco que lo cambió todo. Por ejemplo, sin “Like a Rolling Stone”, Bruce Springsteen tal vez sería hoy un doctor. Es increíble que un cerebro humano haya sido capaz de este disco imprescindible, grabado en un asombroso “tour de forcé” de seis días. La carretera 61 recorre inolvidables caminos literarios y musicales como la definitiva “Ballad of a Thin Man”; las “eléctricas”, por tanto blasfemas, “From a Buick 6” y “Tombstone Blues”; y “Desolation Row”, un tema “folk” que cierra el álbum que destruyó este género musical para crear la leyenda.
Superándose a sí mismos en introspección, haciendo nacer la psicodelia en el rock, y llegando a lugares impensables, los Beatles lanzaron en 1966 “Revolver”, un álbum que define a la perfección: lo que significó la década de los 60’s a nivel artístico en general. Incluso la portada era lo suficientemente innovadora como un preámbulo de la perfección que alcanzarían el año siguiente.
“Tomorrow Never Knows” es, tal vez, la canción más innovadora de todos los tiempos y se la debemos a Lennon y al LCD. McCartney recorrió los picos del rock arte con “Eleanor Rigby” y “For No One”, y Harrison combatió la predominancia de John y Paul con otros tres temas.
Revolver definió que en música cualquier idea podía hacerse realidad.
Brian Wilson en su desesperación por superar el “Rubber Soul” de los Beatles creó una serie de canciones que dieron lugar a la inolvidable y magistral “Pet Sounds”: un círculo de influencias que siempre practicaron estas dos bandas.
La naturaleza personal que Wilson le impregnó a cada una de las canciones de este disco no quita la esencia de los arreglos vocales y musicales de los chicos de la playa. Un lujoso caldo de cultivo a la melancolía desgarradora de “I Just Wasn't Made for These Times” y “I'm Waiting for the Day”. Mike Love, miembro de la banda, dijo que era una mierda y “Capitol Records” no quiso lanzarla; sin embargo, “Pet Sounds” queda indeleble como la obra maestra de Brian Wilson, la lunática e increíblemente talentosa cabeza de los Beach Boys.
El disco más importante de mi colección fue el “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, una aventura sin igual en el concepto, sonido, composición, carátula y la tecnología de estudio hecho por el mayor grupo de rock & roll de todos los tiempos. El verano del amor fue el del 67, y este es su “soundtrack” que difunde su evangelio, mezclado con ácido, espiritualidad oriental y guitarras eléctricas, con Paul y John trabajando en conjunto por última vez, explosionando en mil pedazos con “A Day In The Life”. El “Sargento Pimienta y su banda del club de corazones solitarios”, liderados por Billy Shears, era el alter ego de una banda que tenía de todo: el “music hall” de “When I’m Sixty-Four”, la circense “Being for the Benefit of Mr. Kite!”, la suntuosa melancolía de “Fixing a Hole”, la ensoñación de “Lucy in the Sky with Diamonds”, los perfumes orientales de “Within You Without You”, en medio de un show que durará para siempre.
Por falta de espacio quedaron fuera, más discos de los Beatles, Dylan, Marvin Gaye, los Stones, The Clash, Bowie, Miles Davis, Pink Floyd, Velvet Underground y el “OK Computer” de Radiohead, la última obra maestra de una colección de poco más de 400 casetes que desaparecieron con la llegada de internet. Ahora en ocho horas se puede tener todos los discos arriba mencionados y en ediciones “de luxe”, lo que al firmante le costó más de ocho años recopilar, el mismo tiempo que “Solo 4” se esmeró en entregar a este pueblo culturalmente olvidado de Dios, todas las artes, todas las plumas, todas las voces en, hasta ahora, 400 ediciones. Salud.
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Discoventa Vilma vino luego con Unbuen archivo musical, elChino contreras era un buen coleccionista
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